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El grupo cárnico sevillano Jamones Badía presenta concurso voluntario de acreedores

Jamones Badía presentó el 25 de febrero concurso voluntario de acreedores, según confirmó su presidente, Juan Badía Valenzuela. El empresario sevillano, que lleva más de cuarenta años en la distribución de productos del cerdo ibérico, puntualizó que el concurso afecta, «por el momento», a la central de compras del grupo, el núcleo de su negocio, del que dependen sus cuatro cash.

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Jamones Badía llegó a facturar por encima de los 30 millones de euros en el año 2006. La crisis de precios que sufre el sector del porcino ibérico desde hace varios años, con ventas por debajo de costes, ha sido el detonante de las dificultades financieras del grupo, que tiene más de 200 empleados. Los problemas de tesorería de Badía, que venía comercializando unos 200.000 jamones y paletas al año, son un clamor en el sector del ibérico desde hace al menos un año, según informa El Economista, que adelantó ayer la noticia.

«Seguiremos vendiendo y saldremos de esta», manifestó Juan Badía, que se mostró indignado por la guerra de precios que han abierto algunas cadenas de distribución. «No valoran la calidad sólo el precio. Nosotros damos calidad al mejor precio», sentenció. La deuda de Badía es fundamentalmente bancaria y el grupo se ha visto afectado por una inversión en participaciones preferentes, a las que habría destinado en torno a 3 millones de euros.

Jamones Badía, un clásico en Sevilla, inició su trayectoria en el año 1985 con una charcutería en Tomares. En 2000 inauguró el primer cash en Camas y actualmente cuenta con cuatro, el de Camas y Utrera en la provincia sevillana y otros dos en la capital (Polígono Store y centro comercial Alcampo). Su fórmula es ofrecer productos a precios de mayorista para el gran público. Además de los derivados del cerdo ibérico (jamones, paletas, carne fresca y elaborados en más de veinte formatos), su gama se ha ido ampliando con conservas, quesos, productos avícolas y congelados.

La empresa de la familia Badía tiene también cuatro charcuterías propias y otras tantas franquiciadas, una de ellas fuera de Sevilla, en Sanlúcar de Barrameda; tres negocios de hostelería (bodegones) y un salón de celebraciones. Badía invirtió 10 millones en 2006 en una fabrica en Guijuelo, con secadero y sala de despiece, con capacidad para producir 800.000 jamones al año, que tuvo que traspasar.

MARÍA JOSÉ UFARTE / REDACCIÓN