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Ángel Fernández Millán | Todo es poco contra el tabaco

"En España mueren cada año más de 60.000 personas a causa de enfermedades provocadas por el consumo de tabaco, lo que equivale a más de 160 defunciones diarias como consecuencia de fumar. Y se estima un mínimo de 1.228 muertes atribuibles a la exposición al humo ambiental de tabaco en no fumadores, aumentando el riesgo de padecer enfermedades crónicas como cáncer de pulmón, dolencias cardiovasculares y problemas respiratorios", según resume el Ministerio de Sanidad en su sitio en la red.


Ante la magnitud de este desastre, la Generalitat de Cataluña estudia imponer una tasa de 20 céntimos por cigarrillo, cantidad que se devolvería si se llevan al estanco las colillas correspondientes. Es una medida con una doble intención: desincentivar el consumo y atajar el problema de los residuos. Serían 4 euros por paquete y el sistema es el mismo por el que al comprar un electrodoméstico nuevo le recogen el usado.

También se aplica en los planes de incentivo para renovar el parque automovilístico en los que se obliga a entregar el vehículo viejo a un desguace autorizado. O en la tasa que se recupera en muchos países al devolver los envases de vidrio de las bebidas.

El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, prohibirá fumar en las playas a partir de julio. La medida se pondrá en marcha tras la evaluación de las pruebas piloto realizadas el verano pasado en las playas de su término municipal y el período de aviso que comenzó en abril y terminará el 30 de junio.

Las colillas son uno de los principales problemas de la recogida de residuos y más aún en las ciudades con mar, donde estas acaban en su mayor parte en la arena de las playas. Los filtros de las colillas tardan diez años en degradarse y en desaparecer.

La sociedad catalana se suele adelantar en la implantación de innovaciones disruptivas en muchos ámbitos y, en este caso, el Ayuntamiento se ampara en una norma estatal aprobada a finales de marzo en el Congreso de los Diputados, que permite a los ayuntamientos regular la limitación de fumar en las playas y sancionar a aquellos que no cumplan la ordenanza municipal.

Remedios y soluciones existen para casi todos los problemas, pero faltan la imaginación y la voluntad política para poner en práctica lo que se debe y piden el sentido común y la sensatez.

ÁNGEL FERNÁNDEZ MILLÁN