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María Jesús Sánchez | Infierno

Debería existir un Infierno de verdad, uno al que vaya la gente mala, los seres a los que les gusta hacer daño a los demás, que sienten placer haciéndolo. Recuerdo cómo un genetista me contaba que los seres humanos somos un conjunto de genes y que éstos quieren seguir en el planeta y, para ello, tenemos el instinto de la reproducción. Genes que han sobrevivido miles de años y han llegado hasta aquí. Y quieren seguir existiendo.


Por otro lado, los bebés y los niños están diseñados para despertar nuestra ternura, nuestro instinto de protección, el amor intangible que vive en nuestra mente. Por eso, no entiendo cómo una mala bestia puede matar a sus hijos, matar a su descendencia, a su oportunidad de seguir en la Tierra.

La maldad existe. Tanta filosofía humanista para, al final, descubrir que hay seres que no son humanos; seres malos capaces de cometer atrocidades. ¿Cómo pudo matar a esas niñas, a esos angelitos que empezaban a descubrir la vida? ¿Cómo, después de sentir sus abrazos, su calorcito y ese maravilloso olor a vida pudo planear sus asesinatos?

¿Cómo, después de un "papá, te quiero" mirándote a los ojos, pudiste matarlas, pedazo de cabrón? Creíste que eran de tu propiedad, un juguete que puedes tirar cuando quieras y solo para hacer daño a una madre. Por eso, espero que estés en el Infierno y que hayas tenido una muerte dolorosa.

¿Dónde está la ley? ¿Dónde están la Justicia y sus fiscales para proteger a los menores? Un mensaje de amenaza debe servir para distanciar al maltratador de su prole. Y no, señorías, uno que amenaza y quiere hacer daño no es un buen padre.

Mujeres del mundo, elegid bien a los padres de vuestras criaturas. Para echar un polvo, cualquiera vale; para casarse o tener una pareja, te puedes conformar; pero para seleccionar un padre para tus hijos, no. Igual que la leona elige al león más fuerte y de mejor pelaje, nosotras debemos buscar la bondad, la capacidad de amar y de proteger a las crías. Cualquier indicio de agresividad es suficiente para descartar a un posible padre.

Hubo una mujer a la que grité para que no tuviera hijos con un personaje que ya había demostrado ser cruel con ella. Pero los tuvo y ahora vive el infierno. Pobres niños. Menos físico y menos atracción loca y más usar nuestra parte racional, que para eso somos humanos.

Debemos procurar tener una maternidad responsable con un hombre que, si el día de mañana se rompe el amor, va a seguir queriendo y cuidando a sus hijos. Es verdad que algunos son perfectos actores, pero a otros se les ve venir desde el principio.

Nuestro hijos no se merecen a esa clase de padres. Nadie se lo merece. Hay miles de hombres buenos que conocer. Buscad, buscad antes de ataros a un ser malvado de por vida. Porque los hijos os van a tener atadas a esos padres para siempre.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ