Empate a 1 del Tomares en casa de un colista que jugó con un elemento a favor inesperado: el terreno de juego. Blando, mojado y con charcos, el campo del Guillena CF se convirtió en un suplicio para los tomareños, que vieron cómo la fluidez de juego demostrada partidos atrás se veía entorpecida una y otra vez por el estado de la cancha.
El partido fue muy flojo en cuanto a fútbol, como no podía ser de otra forma, y el Tomares nunca llegó a dominar el encuentro. Los de Gabi echaron de menos la fuerza de Nino en el centro del campo, sancionado; y los locales se mostraron muy cómodos y mucho más acostumbrados a un campo que exigía mucha más fuerza física que juego.
A pesar de las adversidades, Chema consiguió adelantar a los auriazules con un potente disparo que dobló las manos del guardameta local. Era el 0-1 y pocas veces más verían los chicos de Gabi puerta en el partido.
Con este resultado se llegaría al descanso. En la reanudación, un protagonista inopinado se sumó a la fiesta: el colegiado. Descentrado de lo que ocurría en el terreno de juego, decidió expulsar a Juanito y Luis del banquillo tomareño, ambas rojas por supuestas protestas que solo él pareció escuchar.
Mientras, Salvi conseguía abrirse paso entre la defensa local, el agua y el barro hasta plantarse ante el guardameta, donde fue derribado por un defensor local con un agarrón clamoroso. El citado colegiado pitó la falta como no podía ser de otra forma, pero asombrosamente no enseñó tarjeta alguna al infractor siendo el último hombre.
El Tomares resistió hasta donde el árbitro le dejó. Éste descontó 6 minutos, dentro de los cuales señaló un penalti por supuestas manos de Alberto. El caso fue que él no lo vio, sino que fue su asistente, claramente abrumado por la constante presión que el público estaba ejerciendo sobre él, el que decidió pitarlo. El balón golpea a Alberto en la rodilla y automáticamente sube para golpear su mano que estaba completamente pegada a su cuerpo.
Este punto le vale al Tomares para seguir a 4 puntos por encima del descenso, pero la sensación de robo fue inevitable. Los de Gabi piensan ya en el partido decisivo en casa frente al Dos Hermanas, conjunto que marca los puestos de descenso.
FOTO: JOSÉ LUIS TORRES
A pesar de las adversidades, Chema consiguió adelantar a los auriazules con un potente disparo que dobló las manos del guardameta local. Era el 0-1 y pocas veces más verían los chicos de Gabi puerta en el partido.
Con este resultado se llegaría al descanso. En la reanudación, un protagonista inopinado se sumó a la fiesta: el colegiado. Descentrado de lo que ocurría en el terreno de juego, decidió expulsar a Juanito y Luis del banquillo tomareño, ambas rojas por supuestas protestas que solo él pareció escuchar.
Mientras, Salvi conseguía abrirse paso entre la defensa local, el agua y el barro hasta plantarse ante el guardameta, donde fue derribado por un defensor local con un agarrón clamoroso. El citado colegiado pitó la falta como no podía ser de otra forma, pero asombrosamente no enseñó tarjeta alguna al infractor siendo el último hombre.
El Tomares resistió hasta donde el árbitro le dejó. Éste descontó 6 minutos, dentro de los cuales señaló un penalti por supuestas manos de Alberto. El caso fue que él no lo vio, sino que fue su asistente, claramente abrumado por la constante presión que el público estaba ejerciendo sobre él, el que decidió pitarlo. El balón golpea a Alberto en la rodilla y automáticamente sube para golpear su mano que estaba completamente pegada a su cuerpo.
Este punto le vale al Tomares para seguir a 4 puntos por encima del descenso, pero la sensación de robo fue inevitable. Los de Gabi piensan ya en el partido decisivo en casa frente al Dos Hermanas, conjunto que marca los puestos de descenso.
ADRIÁN GUAREÑO / REDACCIÓN
