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Mostrando las entradas etiquetadas como La putada de ser piano [Carlos Serrano]

Carlos Serrano | El Nazareno

"¡Oh, no eres tú mi cantar! ¡No puedo cantar, ni quiero, a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en el mar!". Yo miro al Nazareno. Igual que Machado. Reconozco que algo se encoge dentro de mí. Tengo claro que no religioso, no es un tardío despertar de la llamada. Pero veo in…

Carlos Serrano | Aquellos escalones

En aquellos humildes escalones de piedra, Roberto Expósito había pasado su niñez. Fueron la calle perfecta donde sus soldados de plástico color verse desfilaban. Era su hora de ejercicio diaria antes de regresar a la enorme bolsa de plástico de mercadillo. Con el paso del tiempo…

Carlos Serrano | Ciudades hostiles

El banco de madera color marrón con reposabrazos de metal gris fue colocado por el Ayuntamiento de Sevilla mirando hacia la nada. Entiéndase la nada, en este caso, como un muro de ladrillo naranja de reciente construcción. Esos mismos que habitan las grandes ciudades últimamente. Aquello…

Carlos Serrano | Kabul o el famoso guiso de cabra albanesa

Emilio Arrieta, de padre mexicano y madre afgana, se cagaba con fuerza en aquellos sujetos que, de manera tan alegre e inocente, afirmaban que la Guerra Fría finaliza cuando toca el suelo la última piedra de aquel Muro de Berlín en el frío noviembre de 1989. Arrieta miraba con …

Carlos Serrano | El anciano

El anciano está sentado en el centro del salón. La silla es de color marrón oscuro. Nuestro anfitrión tiene un montón de documentos encima de la mesa redonda, cubierta con un tapate de ganchillo blanco. Las cartas abiertas del banco, junto con las facturas y diversos informes médicos, fo…

Carlos Serrano | Cuando suena el teléfono

La luz llama a tu casa. Toma muchos nombres y formas. No siempre responde a su nombre comercial. Le encanta responder al nombre de “asesoría de consumo”. Son tan nobles que quieren hacerte una comparativa en tu factura, de manera desinteresada, para lograr tu ahorro. Ellos no quieren din…

Carlos Serrano | No den de comer a los gatos

El cartel es feo y da una fea orden. Tiene la razón sanitaria de su parte. Pero eso no le quita fealdad alguna. Fondo blanco y letras negras sobre la verja oxidada. Allí dan sus primeros pasos los felinos. Entre latas aplastadas, un viejo colchón y cascotes pertenecientes a lo que, antañ…

Carlos Serrano | Patriotas de Lacoste

Una radio tímida comienza: "Tratan de convencerle abuelo, las explosiones han terminado. Pero cuando sale a la calle, Madrid parece bombardeado. Y ve escritos en los muros gritos contra los que luchó…". Canta Ismael Serrano a los héroes de Madrid. Aquellos a los que Chaves Noga…

Carlos Serrano | Nostálgica crónica pandémica

La vista desde el balcón deja una panorámica de bloques de viviendas antiguos de ladrillos rojos y blancos junto a un parque con unas cintas amarillas, con cuadros negros, rodeando sus columpios. El silencio no es total, pues el piar de algunos pájaros no entiende de pandemias mundiales. …

Carlos Serrano | Anciana patria

La anciana, Patria, escucha la radio en la cama. Deja el volumen bajo, para que pueda oír la puerta o el teléfono si sus hijos llaman. Hijos que de verdad la quieran. Ha dejado, sobre la mesita de noche, cartas de antiguos amantes que prometieron la luna. Lo único que dejaron fue un aluni…

Carlos Serrano | El poeta invisible

Lorca no quiere ser encontrado. Desde donde solo él sabe llegar, sigue escribiendo. Es su manera de hacer un corte de mangas a los rifles y a las cadenas cobardes. Me lo dijo mientras yo pedía perdón. Me dirigí a él como maestro cuando, obviamente, por razones de nacimiento, no pudimos…

Antiespañol

Estaba hasta los cojones de gilipolleces. De aquellas mentes mezquinas que veían la realidad desde un prisma dorado y confortable que les enseñaba lo que ellos querían ver en cada momento. Normalmente, era mejoría en las cifras a la hora de analizar datos que helarían a cualquiera. Pero…

Niebla, Atocha

Cuando la vio le entró el pánico. En su mente solo cabía la escena de hacérselo en cualquier callejón donde no llegasen las escasas luces que iluminaban la estación aquella mañana. Solo alcanzó a ponerle por sorpresa su abrigo y decirle que las Navidades están para pasarlas con la famili…

Dióxido de Ana

Ana creía que no era verdad. Lo deseaba con todas sus fuerzas. Desconocía el camino que la llevó a esa situación. No lo vio venir. Ni ella ni tantos otros en su misma situación. Tres días. Se dice pronto. Nueve letras. En tres días vendrían las terribles nueve letras de "desahucio&qu…

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