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La Junta propone partir las vacaciones para potenciar el turismo en los meses de invierno

El turismo en Andalucía lleva un ritmo de crecimiento imparable en los últimos años. En 2013 la comunidad recibió 22,4 millones de visitantes, lo que supone un 4% más que en 2012. Y este año la tendencia al alza se sigue manteniendo. Sólo en los primeros siete meses, de enero a julio, se alojaron en los establecimientos hoteleros de la comunidad 8,8 millones de viajeros, un 3,1% más que en el mismo periodo de 2013. Pero el punto negro que tiene el sector es su gran estacionalidad. La afluencia de turistas se concentra entre los meses de mayo y septiembre: el 1 de marzo, el 54% de las plazas hoteleras del litoral están cerradas.

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Para acabar con esta situación, la mesa del Turismo se ha puesto manos a la obra y entre todos –Consejería de Turismo y Comercio, empresarios y sindicatos– han elaborado un plan de actuación hasta 2020, denominado Estrategias para la Estacionalidad Turística, que en estos momentos está en exposición pública y que se calcula que el Consejo de Gobierno andaluz lo aprobará en otoño.

En este documento se incluye un amplio abanico de propuestas cuyo único objetivo es lograr que los meses de invierno también tengan su tirón para atraer visitantes, aunque muchas de las iniciativas requieren el apoyo de varias instituciones. Éste es el caso de la iniciativa de replantear, a medio y largo plazo, el calendario escolar a todos los niveles, incluido el universitario. La estrategia pasa por reducir los periodos vacacionales largos y redistribuirlos, reforzando las semanas blancas –periodos de vacaciones en el invierno–, como ocurre en Europa. El documento entiende que al implicar a la Administración educativa se requiere el apoyo de ésta y de los colectivos afectados, tanto a nivel regional como nacional. En Andalucía este es un debate que en la actualidad no se está abierto públicamente.

Además de la reestructuración de las vacaciones de los estudiantes, también se expone que dentro de la negociación colectiva de los trabajadores se plantee incrementar el número de días libres, flexibilizar la disposición de estos descansos, fomentar que las vacaciones estivales sean más cortas, es decir, que se fragmenten a lo largo del año, y que se puedan agrupar los días festivos.

El plan, en el que se analiza de forma muy exhaustiva la situación del sector turístico en Andalucía, también incluye campañas de comunicación tendentes a impulsar la desconcentración vacacional, en las que se ponga énfasis en conceptos como «la felicidad, la diversión, la tranquilidad, el descanso, las emociones, la solidaridad y recuerdos imborrables».

Para ello se tiene en cuenta la necesidad de fomentar la programación de mini vacaciones, para atraer el turismo de corta duración –los visitantes que de media solo pasan dos o tres noches–, un sistema que está creciendo en Europa.

El triunfo de esta estrategia pasa por captar nuevos flujos turísticos en temporada baja, adaptándose a sus semanas blancas. Según los estudios realizados para elaborar este catálogo de propuestas, hay que atraer al mercado nórdico en enero, febrero y noviembre; al francés en abril y mayo; y al británico y alemán a comienzos y finales de año. Asimismo, se entiende que es muy importante mirar hacia los colectivos que no tienen limitaciones temporales, como es el turismo senior y el de jóvenes.

En este plan se da importancia a la coordinación del calendario de todo tipo de eventos entres las diferentes administraciones, para que coincidan con la temporada baja; impulsar productos menos estacionales –ferias, negocios, cultura, gastronomía, y naturaleza–; mejorar las comunicaciones y la accesibilidad; y garantizar la sostenibilidad del sistema turístico, entre otras muchas propuestas que buscan atraer un turismo variado y de calidad durante todas las épocas del año.

Al margen de las medidas para captar visitantes en temporada baja, el documento también lanza una petición a las diferentes administraciones. Se solicita que haya beneficios económicos y fiscales para las empresas que permanezcan abiertas todo el año, «especialmente para aquellas que mantengan contratos de trabajo fijos y las que, además, contribuyan a romper la brecha de género».

Y es que en esta estrategia se hace un especial hincapié en crear y mantener el empleo de calidad, eso sí, apostando por la profesionalización y la formación del personal, porque se entiende que la calidad en el servicio que se presta a los visitantes es «un elemento diferenciador» que es determinante a la hora de elegir un destino u otro.

TOMARES DIGITAL / REDACCIÓN
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