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Los sevillanos ahorran cada vez más mientras las concesiones de créditos se desploman

El 2013 ha acabado como un año de inflexión para los ahorros de los sevillanos. Si en 2012 el dinero depositado en la banca se redujo frente a la teoría de que en los malos tiempos la tendencia suele apuntar a un aumento de esa hucha de autodefensa frente a los imprevistos, en 2013 se han recuperado las rentas confiadas a las entidades financieras, y ello pese al crecimiento del desempleo y, por tanto, al hecho de que las familias tienen menos recursos económicos disponibles. Serían dos las principales explicaciones para semejante comportamiento.

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La primera atañe al menor presupuesto de la mayoría de los hogares, que obliga a gastar menos y a guardar más. La segunda, más subjetiva, habla del retorno a las cartillas del parné que muchos retiraron y escondieron bajo el socorrido colchón por el sumo recelo que suscitaban los bancos y, sobre todo, las cajas de ahorros ante los escándalos (primas de banqueros, algunos encarcelados, estafa de las preferentes) y los vaivenes de la reestructuración financiera (con fusiones e intervenciones por parte del Estado para evitar quiebras).

Las cosas parecen volver a la normalidad a tenor de las estadísticas del Banco de España. A 30 de junio pasado –últimos datos publicados– los depósitos de los sevillanos (capital y provincia) alcanzaban los 25.839 millones de euros, mientras que justo un año antes eran 24.868 millones. Casi mil millones más, esto es, un 4 por ciento de alza. No es que el porcentaje sea muy alto, pero sí marca un antes y un después desde que se iniciara la crisis económica, pues no dejaban de menguar. Así, en el mismo mes del año 2008 la cantidad global se elevaba a 30.022 millones. Es decir, desde entonces se han esfumado más de 4.000 millones de euros.

De esos 25.839 millones, 23 803 millones pertenecían estrictamente a familias y entidades sin ánimo de lucro, mientras que 2.037 eran el disponible de las administraciones públicas (por ejemplo, para el pago de las nóminas de sus trabajadores y facturas). De la comparación con las cifras de 2012 se extrae que las economías domésticas ahorraron algo menos de 300 millones de euros –eran 23.531 millones a 30 de junio de 2012– mientras que el mayor esfuerzo provino, al menos teóricamente, del sector público (entonces el importe sumaba 1.336 millones de euros). Eso sí, al retrotraemos a junio de 2008, aflora un desplome absoluto en los fondos de las administraciones (tenían 6.038 millones en depósitos) y un fuerte descenso para los hogares (disponían de 25.513 millones).

En cuanto a la forma de ahorrar, las estadísticas del Banco de España indican que aumenta la cuantía en depósitos de ahorro y a plazo –éstos son los que más intereses aportan– frente a las cuentas a la vista (apenas dejan). Se trata de una política más conservadora de ahorro que, lógicamente, busca sacar más rendimiento con el que pagar algún que otro recibo de la casa. Un ejemplo: dedicar 30.000 euros a 13 meses al 1,65 por ciento TAE puede entrañar una ganancia fija de 535 euros, mientras que dejado en una cartilla normal no llegaría siquiera a la quinta parte en el mejor de los casos, aunque habría que tener en cuenta que aquel dinero quedaría sujeto a penalización en el caso de retirarse con anterioridad al vencimiento.

Vayamos ahora al crédito bancario que tienen solicitado los sevillanos, y a la ya manida discusión de si el grifo está cerrado o si realmente no existen ideas buenas para proyectos empresariales. A día 30 de junio pasado el volumen total concedido se situaba para la provincia de Sevilla en 54.527 millones, de los que 6.670 millones correspondían a las administraciones públicas y 47.857 millones, a la suma de familias y entidades sin ánimo de lucro.

El cotejo con los datos de 2012 apunta a un desplome del 15 por ciento en el caso de las familias y empresas –más de 9.000 millones de euros– mientras que, a pesar de los ajustes presupuestarios, las administraciones públicas aumentaron su obtención desde los 6.235 a los 6.670 millones –7 por ciento más–. La conclusión: el sector público acapara la escasa financiación que libran las entidades bancarias. Y esto explicaría, además, el que hayan incrementado los fondos en depósito.

Si nos vamos a junio de 2008, los préstamos a las administraciones públicas presentes en esta provincia eran tres veces menos –en concreto, 2.085 millones– mientras que los de los hogares, todavía en los coletazos del boom de las hipotecas para la compra de vivienda, ascendían a 58.742 millones. Por tanto, en el último lustro, las economías domésticas y las empresas privadas de Sevilla han perdido 10.885 millones en volumen de crédito, de los que la mayoría (9.000 millones) se han esfumado justo en este ejercicio que ahora se agota.

La provincia pierde en un año 156 oficinas

Las entidades financieras, en especial aquellas que proceden de las cajas de ahorros reconvertidas en bancos, prosiguen sus procesos de ajuste, es decir, de cierre de oficinas y de recorte de personal. Al finalizar junio pasado, en la provincia de Sevilla había 1.160 sucursales de bancos y cooperativas de crédito (cajas rurales) frente a las 1.316 existentes en la misma fecha del año pasado. Es decir, es ha producido un descenso de 156 oficinas, o el 12 por ciento, en un solo ejercicio.

Desde junio de 2008 –el primer año completo de crisis económica– la red comercial de las entidades financieras presentes en Sevilla ha prescindido de 368 sucursales, una cifra que equivale a casi una cuarta parte (un 24,1 por ciento). Y para explicar ajuste de tamaña envergadura hay que tener en cuenta, además de la propia crisis económica y la bajada de beneficios de las entidades, las duplicidades surgidas por los distintos procesos de fusiones –por ejemplo, San Fernando y El Monte en Cajasol, que después pasó a Banca Cívica y ahora a Caixabank– y la huida de cajas foráneas que llegaron a la provincia en el boom económico.

TOMARES DIGITAL / REDACCIÓN