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La muerte en Venecia

El primer libro que me compré de Mario Vargas Llosa lo dejé a la mitad. No creáis que no me gustó –la forma de expresarse del premio Nobel peruano me produce placer y envidia a la vez-. El problema es que se trataba de 36 ensayos sobre la verdad que se encuentra en las historias de ficción que han sido contadas por algunos de los mejores escritores de la historia.

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Uno de los escritos en los que Vargas Llosa fija su mirada es la novela que os voy a recomendar hoy. No obstante, comparto con vosotros que tengo el secreto deseo de recrearme con las 36 historias... Eso sí, necesito tiempo –sobre todo para leer a Joyce-.

No sé si habéis entrado alguna vez en una iglesia rococó. A mí, generalmente, me gusta más el estilo gótico, más sobrio y estilizado. Sin embargo, cuando entré en la iglesia sevillana de San Luis de los Franceses quedé deslumbrada por toda aquella ornamentación abigarrada que, tiranizada por el horror vacui, llenaba cada parte de ese templo de bella cúpula.

Pues así me he sentido dentro de las páginas de este libro, fascinada por su forma intensa de escribir. Intuyo que el alemán, idioma del que soy desconocedora, es una lengua bastante rica, lo que ha dado juego al traductor para recrearse en sus frases. No sé si seré capaz de expresar con palabras los momentos sublimes que me ha procurado esta lectura.

Thomas Mann, el autor, nos cuenta una historia, pero no es un narrador omniscente: a él sólo le interesa poner el foco sobre la persona del protagonista. Los demás, incluso la propia Venecia, aparecen desdibujados como en ese cuadro de Monet, donde sólo por la maravillosa silueta de San Marcos sabemos que estamos ante una de las ciudades más románticas del mundo.

El retrato que hace de Gustav von Aschenbach es profundamente introspectivo, con reflexiones filosóficas continuas, en las que se pueden vislumbrar los demonios internos del propio Mann, cuya homosexualidad encubierta toma alas en estas primorosas páginas.

Me gusta su manera de contarnos la vida de un escritor que, en el ocaso de sus días, no es capaz de controlar el caballo de la pasión con el látigo de la razón. La belleza clásica de un adolescente ha encendido en él una mecha que le hace replantearse toda su existencia, postrándolo en un estado de éxtasis adictivo.

Me resulta muy interesante la forma que tiene de sacarnos en seco de la historia, para que contemplemos al hombre como si fuera un personaje de un cuadro, y lo analicemos, utilizando sustantivos del tipo “el escritor”, “el observador”...

A pesar de no ser muy extensa, no es una novela que se pueda leer rápidamente, ni con facilidad, pues como dice Vargas Llosa: “Leído y releído una y otra vez, siempre se tiene la inquietante sensación de que algo misterioso ha quedado en el texto fuera del alcance incluso de la lectura más atenta”.

Me detengo aquí para permitiros descubrir la mirada de Visconti sobre esta gran obra. Y cuando los hados lo permitan, me dejaré deslumbrar por la ópera homónima –que, por otro lado, es mi referencia musical para esta semana-.



Ficha literaria

Título: La muerte en Venecia.
Autor: Thomas Mann.
Género: Novela.
Título original: Der Tod in Venedig.
Fecha de publicación: 1912.
Editorial: Edhasa.
ISBN: 978-84-35034678.

MARÍA JESÚS SÁNCHEZ / REDACCIÓN
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